EL ABASTECIMIENTO DE AGUA Y LA RED DE SANEAMIENTO EN LUCUS AUGUSTI (resumen)






EL ABASTECIMIENTO DE AGUA Y LA RED DE SANEAMIENTO EN LUCUS AUGUSTI
(LUGO)


Uno de los aspectos más importantes en la morfología urbana de Lucus Augusti y de toda ciudad romana es el sistema de abastecimiento de agua a la ciudad y su posterior saneamiento, para lo cual se pusieron en funcionamiento toda una serie de mecanismos (pozos, cisternas, acueductos, canalizaciones, cloacas...) que pasaron a formar parte del entramado de la ciudad. Y el agua intervino sin duda en la elección del emplazamiento de Lucus Augusti, ya que junto a la proximidad a un gran río (Miño), también se tuvo en cuenta la existencia de unas generosas surgencias de aguas cálidas medicinales, por no olvidar la presencia de un rico nivel freático. Al respecto, recordemos que Lucus Augusti es una fundación ex novo, realizada por Paulo Fabio Máximo, legado de Augusto, entre los años 15-13 a.C., posiblemente sobre las estructuras de un antiguo campamento militar, cuya ubicación respondió sin duda a motivos de índole estratégica. La ciudad se emplazó sobre un gran espolón situado entre el curso de dos ríos (el Miño y su afluente el Rato), coronado por una plataforma suavemente inclinada hacia el vértice de confluencia de ambos ríos, recorrida de Norte a Sur por un suave lomo que separa las dos vertientes. La ciudad se extenderá mayoritariamente sobre la vertiente que da al río Miño, adaptándose a los condicionantes topográficos del lugar. Dichos condicionantes tendrán una gran trascendencia en su distribución urbanística, determinando el trazado urbano, la situación del foro y la red de saneamiento, por no hablar de la influencia que el mismo ejercerá sobre la construcción de la muralla.

El sistema de abastecimiento:el acueducto 

Sin duda, la primera forma de abastecimiento usado en la ciudad fueron los pozos (putei), aprovechando el rico nivel freático del lugar. La mayor parte de ellos ofrecen un revestimiento interior de lajas de pizarra. Un ejemplar característico fue descubierto en la parte occidental de la plaza de Santo Domingo, insertado en el tramo de un muro de cierre, limítrofe con uno de los decumanos de la ciudad, y por ello creemos que pudiera tratarse de un pozo público. A falta de otros testimonios relativos a la existencia de otro tipo de aprovisionamiento (cisternas, fuentes públicas, etc.), que sin duda debieron existir, este elemental sistema de abastecimiento, si bien satisfacía las necesidades mínimas de la población, estaba lejos de dar respuesta a las demandas derivadas del creciente proceso urbanizador. Para ello se hacía necesario recurrir a una importante fuente de abastecimiento. La solución radicaba en captar un curso de agua a una altitud mayor que la de la ciudad, construir el correspondiente embalse y levantar el obligado acueducto desde aquél hasta el centro urbano. Sin embargo, la condiciones orográficas e hidrográficas del entorno de la ciudad hacían inviable este sistema, a no ser a cargo de fabulosos dispendios, ya que se necesitaría la construcción de un acueducto de muy largo recorrido. Se recurrió por ello a la única opción posible y más viable, como era la canalización del agua procedente de los manantiales acuíferos desde las ricas surgencias de la zona denominada Agro do Castiñeiro, topónimo prácticamente desaparecido ya que en la actualidad se identifica con el denominado monte das Pías. 

La zona de captación 

El proceso de captación se realizaba mediante la apertura de una serie de canalizaciones en perfil de peine que recogían el agua de las fuentes naturales allí existentes y desaguaban en otra principal más profunda dotada, en el punto de confluencia, de la correspondiente arqueta o depósito para sedimento de las impurezas, permitiendo el avenamiento de toda la zona. Vestigios de las paredes de tales canalillos eran visibles en algunos casos hasta hace poco, así como las del specus del conducto principal lo son todavía hoy, reconocibles por los restos constructivos del característico opus caemenciticium. La zona de captación de aguas pudo ser doble, o al menos lo fue en los siglos XVIII y XX, desde que el obispo Izquierdo remodeló la obra romana para dotar de nuevo a Lugo de agua corriente, ya que los diseños que reflejan su trazado señalan otra zona de manantiales en el lugar de A Piringalla.

El conducto general: características y trazado 

Este tramo del acueducto romano cumplía la función de transportar el agua captada desde los manantiales de O Castiñeiro hasta la ciudad. Es la parte de la traída que mejor se conoce ya que sus restos constructivos se han localizado en varios puntos del recorrido, lo que ha permitido definir sus características, tanto topográficas como constructivas. Como consecuencia de las labores agrícolas, quedó al descubierto un tramo del acueducto romano de unos 8,70 metros, caracterizándose, desde el punto de vista técnico, por presentar un muro corrido construido según la técnica del opus caementicium, pero sin revestimiento pétreo externo alguno, con una potencia registrada de aproximadamente 1,10 metros y una anchura máxima de un metro, si bien con variaciones, dado el arrasamiento que muestra. Pero lo más importante, en lo que respecta a este tramo, es que se pudo reconocer y definir el canal interior por el que discurría el agua, es decir, el specus del acueducto. La morfología de este conducto es la siguiente: canal de sección rectangular, de fondo y paredes levantadas con opus caementicium, que emplea como caementum cuarcitas de mediano tamaño (5-10 cm), con un ancho de 25/28 cm y una altura aproximada de entre 30/35 cm y, enmarcado por paredes de 35/40 cm de espesor, careciendo en la actualidad de cubierta o indicios de la misma, si bien suponemos que debió de poseerla en su día. De las dos paredes, sólo la del lado norte conserva su línea interna, con un reborde de unos 13 cm de altura con respecto al lecho del canal, lo que viene a demostrar el gran arrasamiento que ha sufrido esta infraestructura a lo largo del tiempo. El interior del specus no muestra señales de haber tenido revestimiento de opus signinum, ni los característicos modillones hidráulicos en las juntas, mostrando, en cambio, una fina capa de 2-3 cm de ladrillo triturado en su piso, que sólo se conserva justo en el lado donde se mantiene la línea interna del specus. Esta solución plantea la duda de su funcionalidad, bien como parte del sistema impermeabilizador del canal frente al agua, o bien como lecho para la colocación de una posible tubería de cerámica, plomo o madera. Esta capa de ladrillo descansa directamente sobre el muro de opus camenticium que en esta zona de contacto muestra unos caementa de menor tamaño y dispuestos por su cara lisa con la finalidad de dar una cierta regularidad al suelo del specus y así facilitar el asentamiento de esa capa de ladrillo machacado. En una zona donde la pared lateral del specus no se ha conservado, se ha constatado que el suelo del mismo, formado como venimos diciendo por pequeñas cuarcitas puestas de plano, continúa por debajo de la estructura, lo cual revela una técnica de construcción basada en la realización de forma independiente de las paredes laterales del specus con respecto a su muro de sustentación. En cuanto al trazado, en este tramo inicial del acueducto el canal de conducción sigue una dirección noreste, totalmente opuesta a la ciudad, debido fundamentalmente a la necesidad de efectuar un rodeo para seguir la curva de nivel y evitar así el acusado desnivel existente en esa zona hacia la ciudad (cotas de 480 a 455 metros en poca distancia). A partir de este primer punto de localización, y durante prácticamente 300 metros, no se vuelve a tener noticias del muro de opus caementicium, pero con toda probabilidad debe ir soterrado, paralelo por el lado sur a la galería del siglo XVIII, que sí está bien documentada en esta zona, manteniendo la dirección noreste con la finalidad de seguir próximo a la curva de nivel de los 469 m. Vuelve a hacerse visible en un largo tramo de aproximadamente 200 m, a la altura de la calle Mazaira donde se conserva parcialmente cubierto por la vegetación. En el último tramo de dicha calle desaparece de nuevo, como consecuencia de las reformas urbanísticas de la zona, aunque la realización de zanjas con la finalidad de introducir nuevos servicios públicos han permitido la constatación de vestigios del mismo en dos puntos muy próximos entre sí, a la altura de la intersección con la calle Camiño Real. De este modo, se pudo constatar que el acueducto sigue manteniendo en esta zona su dirección este hasta llegar a la intersección de las calles Milagrosa y Das Fontes. Desde ese punto, el acueducto volvería a hacer un giro en dirección sureste para enfilar la actual calle de La Milagrosa en dirección a la ciudad, descendiendo suavemente hacia la actual plaza del mismo nombre. En este tramo de su recorrido, recientes intervenciones arqueológicas, permitieron documentar nuevos vestigios del acueducto, conservado muy superficialmente bajo la pavimentación de la calle y a lo largo de la misma. Como particularidad se pudo constatar que a partir de un punto determinado, el muro continuo de opus caementicium que constituía la substructio del acueducto, es sustituido por una sucesión de pilares realizados con la misma técnica. A lo largo de un recorrido de unos 128 m se localizaron un total de 33 pilares que se suceden a intervalos más o menos regulares. Los mismos hallan su continuación algunos metros más adelante, a la altura de la plaza de La Milagrosa, donde también se habían documentado en el año 1997 otros siete pilares. Los pilares, de forma cuadrangular, presentan unas dimensiones que varían entre 1,10/1,30 m por 1,20/1,40 m y una altura de 0,15 a 0,80 m, dependiendo del grado de conservación, manteniendo unos intervalos de separación más o menos regulares, entre 2,20 y 2,70m, aumentado a medida que descienden hacia la ciudad. En su construcción también presentan un núcleo duro de caementicium. Como podemos comprobar, la solución técnica adoptada en esta zona difiere de la utilizada anteriormente, sustituyendo el soporte en forma de substructio por una solución de arquerías (arcuationes), con el fin de salvar la pequeña vaguada aquí existente y mantener la pendiente constante. Posiblemente, esta infraestructura consistiría en un único orden de arcos simples, dado la poca profundidad de la vaguada (con un desnivel máximo de 3,64m). La solución probablemente se mantenía en el resto del recorrido hasta su confluencia con la muralla, con el objeto de no perder altura tratando de entrar en la ciudad por su cresta topográfica, coincidiendo aproximadamente con la actual puerta de San Fernando. Por lo tanto, desde la plaza de La Milagrosa, el acueducto seguiría por la actual calle del mismo nombre, al final de la cual realizaría un pequeño giro hacia el suroeste, para tomar la actual calle Pintor Luis Seoane y enfilar en línea recta hacia un punto muy próximo a la actual puerta de San Fernando y, continuando por la divisoria de aguas de los ríos Miño y Rato, que en la actualidad se corresponde con las actuales calles de San Fernando y San Marcos, ya en el interior de la urbe, llegaría al probable depósito terminal de la conducción (castellum aquae), donde el agua que llegaba a la ciudad, se decantaba y almacenaba para su posterior distribución entre las fuentes públicas y las termas privadas, según las normas de reparto conocidas a través de la obra vitruviana.

 

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