El foro romano de Lvcvs Avgvsti: la primicia de su descubrimiento (resumen)


El foro romano de Lvcvs Avgvsti: la primicia de su descubrimiento

El esquema urbanístico de la ciudad romana de Lucus Augusti parece ajustarse, en sus orígenes, a un plan regulador modélico elaborado, tal vez, por Marco Agripa, tras consumarse la conquista del Noroeste Peninsular, siendo impuesto por el emperador en persona cuando, con motivo de su segundo viaje oficial a Hispania entre los años -15 y -13 antes de la era, se allegó a las comarcas del Noroeste con el fin de organizar los territorios entonces recientemente incorporados al Imperio.

Emplazamiento y entorno

El foro lucense se ubica sobre la parte más oriental del hoy día casco histórico y sobre la dorsal que, de NW a SE , cruza esta zona de la ciudad, marcando la divisoria de las vertientes de los ríos Rato y Miño. En definitiva, si observamos la planta de ordenación urbana del Lugo romano, y a tenor de los datos que a día de hoy conocemos, se constata que los edificios públicos más importantes y representativos de la urbs se sitúan en el lugar más prominente, topográficamente hablando. O sea que, saliéndose de la norma acostumbrada, no se hallaría emplazado sobre el centro geográfico de la urbe sino sobre la casi totalidad del tercio oriental de la misma. Se alejaría, por tanto, de criterios de centralidad geográfica a favor de una adaptación del proyecto urbanístico, de la mejor manera posible, a los condicionantes topográficos, climáticos e hídricos del lugar elegido. Aunque los datos proporcionados por las numerosas excavaciones arqueológicas habidas en el solar lucense, desde 1986 hasta el día de hoy, no permiten fijar los límites de la ciudad hacia el sur y poniente, demuestran claramente su ordenación y desarrollo hacia esas vertientes, como también que, a finales de la tercera centuria, al construirse la muralla, se redujese el espacio urbano en esa zona, según parece, debido a condicionantes defensivos, que fueron tenidos en cuenta en la totalidad del perímetro de la ciudad.

El ámbito foral 

El rectángulo foral, al menos en tres de sus lados, aparece delimitado por los correspondientes viales: sendos cardines en los lados largos (E y W), de 4,50 y 5,50 m de anchura, respectivamente, cada cual con los pórticos respectivos solamente a su lado exterior, o sea, en el opuesto al foro, de 4,50 m de anchura en cada uno de ellos, incluyendo la columnata y el canal de drenaje, así como un decumano, al norte de dicho espacio, de más o menos siete metros de anchura. Sin embargo, al sur de la basílica se constata la ausencia de restos arqueológicos debido, por una parte, al arrasamiento total de las estructuras motivado por un rebajamiento del zócalo, según se pudo comprobar en vías y plaza del entorno y, por otra, a las escasas prospecciones habidas sobre los inmuebles de la calle San Pedro. No obstante, cabría esperar en este lugar la ubicación de otro vial o, cuando menos, un espacio abierto más amplio. Nos las habemos, por tanto, con un espacio foral de unos 20.776 m2, cerrado sobre sí mismo y bordeado por las calzadas que determinan los ejes dominantes de la cuadrícula urbana. Contaría, por tanto, según permiten interpretar los datos conocidos, con cuatro accesos enfrentados, dos a dos, desde los extremos contrapuestos de los respectivos ejes, compartimentándose, asimismo y a la vez, el espacio foral, al menos de manera simbólica, en los tres ámbitos característicos de los llamados foros tripartitos: área sacra, plaza pública y basílica. 

Edificios forales 

Área Sacra 
Según venimos relatando, no son muchos los restos con que contamos a la hora de intentar la reconstrucción de este importantísimo espacio a la hora de intentar la reconstrucción de este importantísimo espacio foral, así como la evolución de los elementos que lo componen, debiéndose los hallazgos, en su casi totalidad, al seguimiento de obra en las remodelaciones de las calles de A Raíña y O Progreso, así como a la excavación en área de dos pequeños inmuebles, uno ubicado en el ángulo NW de este espacio, n.º 18 de la calle de la Reina, y otro situado al lado contrario del Área Sacra, n.º 23 de la calle Progreso. Estas últimas actuaciones, dado el expolio que venimos observando en este ámbito de la ciudad, apenas aportaron datos nuevos, aunque son muy relevantes, ya que confirman la existencia de un muro periférico que, juntamente con las calzadas, así mismo perimetrales, en este caso bien documentadas, vienen a definir con seguridad el recinto sacro, que presenta forma rectangular, de 106 m de anchura en el sentido E-W por 72,50 en dirección N-S, incluida en el cómputo la anchura del decumano máximo del que, por el momento, ignoramos si solamente daba acceso al foro o cruzaba enteramente el ámbito de éste en cuanto vía materialmente configurada. Así pues, y tratando de concretar la descripción del cierre norte de este ámbito sacro, cabe decir que fue exhumado un tramo de muro de 14,50 m de longitud por 0,80 de anchura, conformado de pizarra amalgamada con argamasa muy rica en cal, que se empotra unos cincuenta centímetros sobre el suelo natural y conserva todavía una elevación máxima de 0,80 m, asentándose, a su vez, sobre un potente basamento de opus caementicium de idéntica anchura y profundidad desconocida (Fig. 4). Por otra parte, en el tramo que conocemos, ofrece dos apoyos del mismo tipo de fábrica que el muro descrito, de 0,80 por 0,80 m, a intervalos de 4,50 m entre sí y con respecto a otros posibles, a modo de contrafuertes orientados hacia el interior del foro que, al mismo tiempo que reforzarían la cimentación, podrían haber crecido a manera de pilastras, columnas o basamento de algún elemento decorativo sobre ellos erigido. A esto hay que añadir el quiebro hacia el interior de la pared en su recorrido, alineándose con las pilastras. Suponemos que, tanto unas como otro, se irían repitiendo a intervalos regulares con el fin de conformar una cierta escenografía en esta pared del fondo del área sacra. Además, tanto en la calle Progreso como en la de La Reina se exhumaron sendos tramos de canal, empotrados sobre el substrato, tres metros hacia el interior del cierre descrito, circunstancia que parece sugerir la existencia de un pórtico columnado que vertería sus aguas hacia dicho canal. Tanto la estructura con basamento de opus caementicium, como la de opus spicatum, registradas por primera vez en la rúa da Raíña, se vieron confirmadas en el solar del inmueble n.º 18 de esta misma calle, pero también aquí, en un pequeño tramo, dadas las dimensiones del solar, y sin contexto arqueológico que permita una lectura definitiva. No obstante, y en este mismo solar, se registraron evidencias de otras estructuras a nivel de caja de cimentación, con apenas restos de mampuestos en las mismas, sin que se trate de nada apodíctico a la hora de definir su planta, uso, cronología etc., pero sí el posicionamiento simétrico con relación a los muros que delimitan el conjunto foral. 





Plaza pública
Los controles arqueológicos habidos sobre los pavimentos de las calles actuales, que coinciden en el sentido longitudinal y transversal con este ámbito foral, han posibilitado el conocimiento de la organización de su planta. Se estructura ésta sobre un espacio cuadrangular de 106 m en el sentido E-W, entre los dos cardines, y 99 en el sentido contrario, incluyendo las tabernae, los pórticos y la plaza propiamente dicha. La plaza pues se corresponde con un gran espacio abierto, de forma rectangular, dotado de unas dimensiones de 66,50 m de anchura por 94 de longitud, incluidos los canales perimetrales de los tres lados que poseen pórtico, posibilitando así la recogida de los drenajes, y respetando la proporción entre longitud y anchura de 3-2 que aconseja Vitruvio. En resumen, que la platea del foro lucense poseería una superficie de 6.250 m2, ligeramente superior a la del foro colonial de Augusta Emerita y al severiano de Leptis Magna, por poner solamente dos ejemplos ilustradores. Los pórticos laterales presentan una anchura de unos 10 m, incluyendo el muro corrido con base de caementa, que sustentaría la alineación de columnas o arcadas. Esta anchura, más el hallazgo de un basamento cuadrangular, de las mismas características que el resto de los muros, compartimentando el espacio en dos partes iguales, parecen indicar que estaríamos ante un porticus duplex. Sin embargo, el lado menor contaría con un pórtico simple, de 5 m de anchura. Cabe resaltar, en todo caso, que es en este pórtico solamente que hemos podido descubrir restos de suelos, concretamente tres superpuestos, el más antiguo de los cuales se halla conformado a base de pequeños cantos de río amalgamados con argamasa rica en cal, mientras que el de los demás consiste en un lastrado similar al del opus signinum. Por último, queremos hacer referencia a las alas laterales de la plaza, con 89,50m de longitud por 10 de anchura, compartimentadas en 11 espacios o tabernas de forma rectangular, en sendos lados de la edificación, ofreciendo, además, una cierta simetría, que permitiría dividir ambas grandes naves exteriores en dos mitades a partir del sexto edículo, el cual no solamente posee una posición centrada sino que es el que ofrece la planta de mayores dimensiones de todos ellos, siendo su longitud de 11,7 m. En esta hipótesis, y a partir del extremo meridional, se sucederían 5 estancias de, respectivamente, 5.2, 5.2, 5.8, 9.3 y 9.6 metros de longitud. Tan sólo en uno de estos ámbitos pudo vislumbrarse el hueco de la puerta que da al vial este, debido a lo cual suponemos que, al menos en un momento de su trayectoria, todas o algunas de estas estancias se hallarían abiertas hacia el exterior de la plaza pública. 

La basílica
Los restos hallados en la plaza Ángel Fernández Gómez en 1998 resultan exiguos, a la par que fragmentarios debido, sobre todo, a la escasa actividad arqueológica efectuada, por el momento, en aquel lugar, además del arrasamiento de cota que el suelo de la plaza sufrió en el siglo xix. No obstante, parecen haber pertenecido a la planta de un gran edificio, a juzgar por la aparición de dos muros, paralelos entre sí y con respecto al pórtico meridional del foro, de unos 0,80 m de anchura. Asimismo, a unos 5,30 m hacia el interior de ambos, aparecen otras estructuras de 1 y 1,25 m de anchura, respectivamente, conformando un espacio compartimentado en otros tres menores de 5,30, 10,50 y 5,30 m, que optamos por relacionar con la planta de las tres naves de la, hasta ahora, hipotética basílica del foro lucense. Desconocemos todavía la longitud de esta estructura, si bien el muro que comparte con el pórtico sur de la plaza foral fue detectado a unos 70 metros hacia naciente, según ya se indicó al describir los restos aparecidos en la calle San Pedro, a los que cabe añadir otros 15 metros hacia occidente exhumados al tener que rehabilitarse un inmueble de la zona. Efectivamente, en junio de 2014 se efectuó la excavación del inmueble n.º 2-4 de la Plaza Ángel Fernández Gómez en una superficie de 110 m248. En realidad, su ámbito se habría sobrepuesto al extremo oeste de la nave central de la estructura que ya habíamos exhumado en 1998, al haber tenido que intervenir en dicha plaza, ampliándose su registro arqueológico con los añadidos de la continuación de los muros longitudinales y el cierre de dicha nave por su lado corto, el occidental. Y aunque, también aquí se conservan sólo los fundamentos de dicha estructura, poseemos cotas naturales más bajas y, por lo tanto, más información en cuanto al sistema constructivo de la planta del edificio. Parece ser que, en su momento y tras una explanación severa del lugar acotado, se abrieron las zanjas proyectadas en el subsuelo, alcanzando profundidades de entre 55 - 65 cm, con anchuras entre 1 metro y 1,25, rellenándose, a continuación, con cantos de río entremezclados con arcilla, de mayores dimensiones en el fondo y pequeños en las tongadas superiores. Y sobre dicha amalgama se halla erigido un muro del que se conserva, en algunas zonas, un frente de hasta 50 cm, confeccionado con lajas de pizarra y mortero de gran consistencia. Se ha podido constatar, además, que el basamento de cantos de río del muro corto posee 10/12 cm menos de anchura que el alzado de losas de pizarra, consiguiéndose en este último una anchura total de 1,30/1,35 m, al igual que el muro longitudinal ubicado al sur de esta nave.

Acceso al foro por el SW 
En el ángulo SW del foro, medianero entre al bloque basilical y el bloque de tarbernae + porticus, existe un espacio que juzgamos transitable, o sea un corredor de 9,20 m de anchura por 20,20 de longitud, que comunicaría el cardo maximus con la platea, además de con el pórtico sur del foro o, si se prefiere, septentrional de la basílica, si bien, lamentablemente, no se han conservado evidencias suficientes con vistas a la configuración de esta, posiblemente, entrada monumental al ámbito foral. Conocemos parte del límite norte de este compartimento y damos como límite sur del mismo la prolongación del muro perimetral de la basílica, que aquí coincide bajo las fachadas de los edificios modernos. Tampoco nos son conocidos los límites que corresponden a los lados menores, en donde sospechamos que se situarían los vanos, no sabemos si adintelados o abovedados, de acceso al corredor y a la plaza pública. Este último vano podría hallarse fraccionado en dos partes debido a la progresión en altura de una pilastra cuadrangular que, a nivel de cimentación, posee un metro de lado. En este caso, tendríamos un acceso directo a la plaza y otro, tras salvar el desnivel correspondiente a cuatro o cinco peldaños, al pórtico. El nivel del suelo de uso no se conserva, pero podemos situarlo a unos 25/30 cm sobre la bóveda de la cloaca, cota 461,00 m SN M, para buzar en ligera pendiente unos 30 cm en un tramo de 20 metros, hasta entrar en la platea, cuyo nivel de pavimento se situaría en la cota, más menos 461,30 m, mientras que la superficie del pavimento de opus signinum, más tardío, del tantas veces mentado pórtico norte de la basílica se situaba en la cota 462,51 m. Así pues, el arrasamiento, hasta el zócalo, del yacimiento en este lugar nos sustrajo la posibilidad de conocer su definición total, así como las posibles alteraciones a lo largo del tiempo. Sin embargo, la pilastra, a la que nos hemos referido más arriba, parece aludir a una reforma del espacio que estamos analizando, ya que rompe la pared meridional del canal adintelado en el punto de encuentro con la cloaca abovedada, alineándose, así, con ésta. Solamente el horizonte de arrastre de esta canalización proporcionó material arqueológico datable a partir del siglo iv d.C. mientras que entre el relleno de amortización fue hallado material mezclado del Alto y del Bajo Imperio.

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